Ramón María del Valle-Inclán, el de las barbas de chivo

"Este gran don Ramón de las barbas de chivo,
cuya sonrisa es la flor de su figura,
parece un viejo dios, altanero y esquivo,
que se animase en la frialdad de su escultura."
RUBÉN DARÍO



Así describía Rubén Darío a Valle-Inclán, escritor gallego de obra y personalidad única, muy propia y originalísima, tan original y llamativa como la indumentaria que desde joven eligió llevar: gafas redondas, sombrero, chalina, capa española (cuando ya casi nadie la llevaba), bastón y larguísimas "barbas de chivo".

 Nació Don Ramón en 1866, en Vilanova de Arousa, en el seno de una familia de la aristocracia gallega venida a menos, e ideología carlista. En su casa tuvo acceso a una nutrida bibiloteca, pero fue un desinteresado estudiante de Bachillerato y Derecho, carrera que comenzó en Santiago de Compostela sólo por satisfacer a su padre, y que no llegó a terminar. Se convirtió, eso sí, en uno de los estudiantes más populares de la universidad compostelana, y entró así en contacto con la vida periodística y literaria de la ciudad. Con la muerte de su padre se ve liberado de la obligación de acabar la carrera, abandona sus estudios y vuelve provisionalmente a Pontevedra, donde comienzan sus problemas económicos, que serán una constante en su vida.

Apasionado en todos los aspectos de su vida y muy coherente, decidió llevar una vida bohemia, llena de penurias económicas, entre otras cosas, porque, aunque lo hizo en varias ocasiones, muy pronto se negó a utilizar el medio de subsistencia habitual  y estable de los escritores de su época: escribir en los periódicos. Él no quería venderse ni perder su estilo para complacer a los lectores. Así que vivió como pudo, pasando estrecheces e incluso hambre en Madrid, adonde llegó en 1890 y donde comenzó a frecuentar los cafés y tertulias literarias y políticas (la situación del país era desastrosa), en los que se hizo pronto popular, aparte de por su personalidad, su ingenio y lo inamovible de sus ideas, por su peculiar forma de hablar: a su marcado acento gallego se sumaba el ceceo debido al frenillo.

Abandonará la capital sin lograr una vida estable para irse a México, en 1892.  Allí escribe en algunos periódicos, y se ve envuelto en algunos incidentes (incluso algún duelo y peleas, otra de las constantes de su vida). Antes de un año se va a Cuba, y regresa a España en 1893, con las barbas y la melena que harán popular su imagen. En 1893 regresa a Pontevedra. Allí estará tres años y publicará sus primeras obras, forjándose ya su destino como escritor.

En 1895 vuelve a Madrid como funcionario, y entra de nuevo en contacto con la vida bohemia y literaria de la ciudad y sus tertulias, en la que vuelve a protagonizar algún altercado y conoce a grandes escritores e intelectuales del momento: Unamuno, Baroja, Azorín o Alejandro Sawa, que inspirará su Max Estrella, protagonista de Luces de Bohemia, y que morirá más adelante en su casa, ciego y en deplorables condiciones físicas. Comienza a ser famoso por su peculiaridades y su poca paciencia en las discusiones (tenìa fama de monopolizar las conversaciones, no soportaba que le interrumpieran ni que le llevaran la contraria, y dicen que una vez se cruzaron por la calle Unamuno, Baroja y él, y que no pasaron ni ochenta pasos antes de que empezaran a insultarse mutuamente voz en grito). En su inmersión en esta vida bohemia llega a pasar estrecheces económicas (vive en un cuartucho apenas amueblado e incluso pasa hambre), al tiempo que su apariencia se hace cada vez más peculiar (se deja la barba tan larga como se le ve en sus imágenes más famosas), y participa como actor en alguna representación teatral, iniciándose así su contacto con el mundo teatral, que tan importante será para él.

En 1899, discute en un café -cosa bastante habitual en él-, en esta ocasión, con su amigo el periodista Manuel Bueno, sobre la legalidad de un duelo en el que uno de los combatientes era menor de edad. Valle resulta herido en el brazo izquierdo (él agredió a Bueno con un cristal; éste a él con un bastón, y, al parecer, uno de sus gemelos  se le clavó en la muñeca). La herida se gangrena, por lo que será necesario amputar el brazo. lo cual arruinó su incipiente carrera como actor. Pero incluso esta terrible operación de amputación se convertirá en mítica: dicen que Valle estuvo consciente todo el rato, desmayándose solo una vez, y que al final, manifestó sus ganas de fumar, llegando a fumarse un habano soltando grandes volutas de humo mientras terminaban de cortarle el brazo. Tiene treinta y tres años y su imagen como manco también llegará a ser mítica. Cuando volvió a ver a Manuel Bueno, le estrechó la mano. Sus amigos hicieron un festival benéfico para comprarle una prótesis que jamás llegó a utilizar, y es ahora, ya manco, cuando comienza su amistad y mutua admiración por un Rubén Darío recién llegado a Madrid. Eso sí, él describirá como manco al Marqués de Bradomín de sus Sonatas, en un guiño hacia sí mismo. Y a Valle lo llamarán "el segundo manco" de la literatura española, porque el primero fue, por supuesto... (Premio -en forma de nota, claro- para el primero que me diga qué otro famosísimo escritor español se quedó también manco y cómo).

Se va dando a conocer como escritor a través de certámenes y revistas literarias (en una comenzarán a publicarse las Sonatas, y asoma así a la luz pública el Marqués de Bradomín, con bastante éxito) y entre 1907 y 1909 publica varias obras narrativas y teatrales (Águilas de Blasón, Gerifaltes de antaño, El resplandor de la hoguera, Romance de lobos...). En la adaptación teatral de una de las Sonatas aparece una joven actriz, llamada Josefina Blanco, a la que antes había dedicado la Sonata de Invierno ("para unos ojos tristes y  aterciopelados"): se casa con ella en 1907, con cuarenta años.  Ella tiene veintiocho  y juntos llegarán a tener seis hijos.

Cuando su mujer inicia una gira por Hispanoamérica, él la acompaña como director teatral. A su regreso a España, continúa escribiendo y estrenando obras teatrales, con frecuentes viajes a Galicia.  En 1912 se instala en Cambados (Pontevedra), donde su segundo hijo fallecerá siendo sólo un bebé por un accidente en la playa que le provocará meningitis. En Galicia intentará, sin éxito, convertirse en terrateniente, aunque viaja frecuentemente a Madrid para atender a su cátedra de Estética de las Bellas Artes, que ocupa hasta 1919, cuando empieza a fallarle la salud y renuncia a la plaza. Son años cruciales en su carrera literaria: en 1920 publica Luces de Bohemia, en la que aparece por primera vez la palabra que marcará el giro estético que lo alejará del Modernismo: "esperpento", línea que continua con sus novelas posteriores (Tirano Banderas, El ruedo Ibérico). Tras un nuevo viaje por México y Cuba, se instala en Madrid en 1922, volviendo a implicarse en las tertulias de los cafés con su cada vez más peculiar apariencia y el carácter agrio de siempre. Sus intentos por estrenar frente al gran público sus originalísimas y renovadoras obras de teatro fracasan.

Desde 1926, él, que había sido pública y notoriamente conservador (siempre había defendido el carlismo, llegando a presentarse para diputado), se opone activamente a la Dictadura de Primo de Rivera (incluso vociferando en los cafés; llegará a ser detenido en la vía pública y encarcelado por incidentes en un estreno teatral). Se adhiere a la ideología republicana, mientras su situación económica continúa siendo muy precaria, lo que le lleva a tener problemas matrimoniales. Cuando triunfa la República, en 1931, es nombrado Conservador General del Patrimonio Artístico Nacional, y posteriomente, Presidente  del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. En 1932 su mujer solicita el divorcio y él, ya bien entrada la sesentena, se hace  cargo de la custodia de sus tres hijos intermedios. Al año siguiente se traslada a Roma como Director de la Academia Española de Bellas Artes de la ciudad, cargo que mantendrá hasta su muerte, a pesar de muchos problemas y diferencias con la institución. Regresa definitivamente a España en 1934, con sus problemas económicos de siempre, a los que se suma el deterioro de su salud (padece cáncer de vejiga). Ingresará en un sanatorio compostelano y será frecuente verlo paseando por Santiago y asistiendo al histórico café Derby (que aún existe en la actualidad).

Morirá el 5 de enero, víspera del Día de Reyes, de 1936, y su entierro fue una ceremonia civil y sencilla, respetando su voluntad, ya que él había dicho que cuando muriera no quería a su lado "ni cura discreto, ni fraile humilde, ni jesuita sabiondo". Poco después escribió Manuel Azaña sobre él: «Él hubiese querido ser, no el hombre de hoy, sino el de pasado mañana»

"El ciego se entera mejor de las cosas del mundo,
los ojos son unos ilusionados embusteros".

Max Estrella en "Luces de Bohemia"

Valle fue un hombre de teatro (quiso ser actor aunque la amputación de su brazo truncó su carrera, fue escritor y director teatral), y aunque sus obras fueran poco comprendidas en su momento, constituyen, junto con las del Lorca, la mayor renovación de la historia de nuestros escenarios, y por ello es un poco el "patrón" de todos los que se dedican a la actividad teatral en España. Los premios más importantes del teatro español son los Max, en honor a Max Estrella, el protagonista de Luces de Bohemia, y cada 27 de Marzo, Día Mundial del Teatro, profesionales, aficionados y amantes de los escenarios de nuestro paìs le hacen un homenaje a su estatua en Madrid y le ponen una bufanda blanca.

A su peculiar figura no le falta ni siquiera algo tan llamativo como el interés por lo esotérico, lo místico, lo espiritual que a veces escapa a la razón. Así, en su obra "La lámpara maravillosa" habla de esta dimensión que para él tiene la literatura: la de descubrirnos y ponernos en contacto con esa realidad eterna que existe más allá de todo lo que cambia, y nace, y muere, y aparece y desaparece en la realidad. En esta obra nos regala frases tan interesantes como estas:

"Las cosas no son como las vemos,
sino como las recordamos"

"Cuando mires tu imagen en el espejo mágico,
evoca tu sombra de niño.
Quien sabe del pasado, sabe del porvenir"


Sin duda, uno de los genios más originales y personales de toda nuestra historia de la literatura, D. Ramón María, el de las barbas de chivo. Original hasta el su firma:



"Lo mismo da triunfar que hacer gloriosa la derrota."


Comentarios

GabRiieLa ha dicho que…
Hola Teresa!!!! Que tal estas perdona por abandonar así el blog pero es que tenemos tantos exámenes que no me queda tiempopara nada.
Bueno a lo que iba,quiero que sepas que lo que publicaste sobre Valle-Inclán me es muy útil porque el 18 de marzo tenemos que hacer una presentación sobre él y la verdad es que no sabía como empezar.=)
Tambien quiero darte las gracias por acordarte de nosotros de vez en cuando. Y me parece un muy buen trabajo el que haces con tus nuevos alumnos.jeje
Bueno te dejo pero no antes de decirte que te echamos de menos muchisimo y siempre le decimos a la nueva tutora lo bien y divertido que era contigo.
Muchos besos!!!
Teresa Losada ha dicho que…
¡¡Hola, guapa!!

No te preocupes, ya me imagino que estaréis a tope, que en cuarto hay que currar mucho. El blog es para cuando os guste u os apetezca, no una obligación (eso era cuando yo os daba clase).

Ya me contarás qué tal te sale la presentación sobre Valle, jeje.

Me acuerdo mucho de vosotros. Espero que saquéis el curso estupendamente, y que seais tan buenos con la nueva tutora como lo erais conmigo (algunos, un poco más incluso, jejj).

Muchos besos para todos, y ya me iréis contando qué tal os va!!
Teresa Losada ha dicho que…
Ah! Y muchísimas gracias por entrar aquí y dejarme un comentario, que me ha hecho mucha ilusión.

Y besos también de Yolanda!!

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