Hambre, peste, guerra, muerte... crisis: el siglo XIV


Como veis, la palabra "crisis", tan omnipresente en nuestros días, no es ninguna novedad, y la situación que designa, tampoco (por desgracia). Es más, yo diria que es algo tan viejo como el mundo... Y de hecho, es la palabra que define el panorama del siglo XIV, en el que ahora vamos a adentrarnos. Un siglo marcado por la pobreza, las malas cosechas, las guerras, el hambre, la enfermedad, las revueltas sociales, el antisemitismo... y la muerte, acechando amenazante detrás de cada realidad terrible que se cernía sobre este siglo. El mundo medieval se tambaleaba, y todo lo que parecía seguro y claro dejaba serlo.


De hecho, es lógico que fuera precisamente ahora cuando surgiera un tipo de obras denominadas "Danzas de la Muerte", donde aparecía la Muerte personificada en forma de personaje alegórico (tan del gusto de la mentalidad medieval), en el centro de un corro en el que bailaban todos los grupos sociales, desde los más poderosos a los más humildes, y a los que iba llamando uno por uno para, tras reprocharle sus faltas (y así hacer crítica social, que motivos había de sobra) llevárselos de forma cruel y a veces sangrienta. La vida era algo frágil ante la amenaza de la muerte, y como consecuencia, surgió la idea hasta entonces insólita de que había que aprovecharla, y aparece también el terror ante la muerte, que ya no se ve de forma sólida como el comienzo seguro de la vida eterna, sino como el final de la vida terrena y sus placeres. Una nueva valoración de este mundo asomaba todavía tímidamente, como una pequeña grieta en el muro de la mentalidad medieval.

 Por tanto, todo esto hizo mella en el ánimo y la mentalidad de las gentes, y contribuyó a que el pensamiento medieval comenzara a tambalearse y sus valores dejaran de ser tan sólidos. A ello contribuyó otro fenómeno: la aparición de la burguesía y las ciudades, que no encajaban en la estrucutra socioeconómica feudal (basada en la agricultura y las relaciones de sometimiento y protección entre campesinos, nobles propietarios de tierras e Iglesia). Es decir, que además de una crisis socieoconómica y política, se produjo toda una crisis de valores, y así, al lado del teocentrismo, el ascetismo y el moralismo típicamente medievales empiezan a aparecer otro tipo de actitudes, angustiadas, pesimistas ante la vida precisamente porque la valoran por sí misma, es decir, vitalistas, lúdicas e incluso un poco (muy poco todavía, ojo) antropocéntricas, más acordes al espíritu práctico de la burguesía, que vivía menos sometida a los valores tradicioinales porque sus inquietudes eran otras.

Y en medio de este terremoto histórico e ideológico, aparecen dos de las grandes obras de nuestra literatura: una, el enigmático, heterogéneo y ambiguo Libro de Buen Amor, firmado por un tal Juan Ruiz, que decía ser Arcipreste de Hita, y otro, obra de un noble orgullosísiimo de serlo y de su propia escritura, que pretendía enseñar mediante más de cincuenta exemplos unidos por una historia marco (adaptando así aquellas obras orientales que el siglo anterior habían circulado en traducciíones). Era sobrino de Alfonso X, se llamaba D. Juan Manuel y tituló su obra como "El Conde Lucanor o Libro de Patronio". ´

Lo veremos con calma. De momento, os dejo la presentación sobre el siglo XIV:

Comentarios

Lo más visto en Diente de león:

Análisis de relativas libres y semilibres según las pautas de la Nueva Gramática

Comentario de texto: Rima LIII de Gustavo Adolfo Bécquer

Oraciones subordinadas sustantivas y adjetivas analizadas

Ejercicios de morfología verbal... con soluciones

El Complemento Locativo Argumental (CLA)

Características del signo lingüístico

Determinantes y pronombres interactivos

"Margarita, está linda la mar..."

Poesía culta y poesía popular