Y tú, ¿tienes plan?

 
Existen, básicamente, dos formas de estudiar: dejándolo todo para el final (que suele ser el día o los días previos al examen,  pegándose -inevitablemente- un atracón), o estudiando un poco cada día. Yo, como estudiante, he probado ambas, y os aseguro que la segunda opción tiene muuuuchas ventajas. Tantas, por lo menos, como desventajas tiene la primera. Por ejemplo:


  • Estudiando el día antes del examen, nos "alejamos" del momento en que la materia se explicó o se trabajó en clase, con lo que casi casi hay que estudiarla desde cero. Estudiando todos los días, se afianza lo que hemos comprendido, con lo que se necesita menos esfuerzo para lograr un conocimiento más seguro. 
  • El día del examen nos pegamos un atracón de varias horas que nos va a provocar saturación, agotamiento, y el estrés de estudiar contrarreloj y con la inseguridad de si nos da tiempo. Esto, además de ser una forma arriesgada de estudiar (un error de cálculo puede hacer que, efectivamente, no nos dé tiempo), hace del estudio algo mucho más desagradable, que estudiar todos los días un poquito, con calma y sin agobios. 
  • El conocimiento va sedimentando, y lo que mejor sabemos es aquello que usamos todos los días. Si a mí me pidieran que memorizara vuestros nombres y apellidos el primer día de curso, me sentiría incapaz, y, sin embargo, todos los años termino sabiéndomelos, a fuerza de leerlos y releerlos. Estudiar todos los días hará que aprendamos casi sin darnos cuenta. 
  • Lo que aprendemos en un atracón solemos olvidarlo igual de rápido, y así ¿para qué nos sirve estudiar? 
  • Hay asignaturas (o partes de la asignatura) que es imposible asimilar en un atracón. En la nuestra, por ejemplo, la sintaxis. O la técnica del comentario de texto. 
  • Estudiar un poco todos los días hace que manejemos mejor nuestro tiempo. Todos los días tendremos nuestras horas de estudio y nuestras horas de ocio. Todos. Los fines de semana previos a los exámenes también. De lo que nos libramos son de esas horas muertas y aburridas viendo programas de TV que en el fondo no nos interesan, por ejemplo, y de tener que renunciar a divertirnos en época de exámenes. Es decir, aprovecharemos más nuestro tiempo de estudio, pero también disfrutaremos más de nuestro tiempo de ocio.
  • Si surgen dudas, el día antes del examen difícilmente tendrán solución. Estudiando todos los días, sobran ocasiones para planteárselas al o la profe, que seguro que que estará encantad@ de que alguien muestre tanto interés por su asignatura ;) 
  • El atracón final puede ser trágico de surgir algún imprevisto o error de cálculo. Estudiar poco a poco permite tenerlo todo bajo control, poder dedicar el día antes a un repaso sosegado y relajarse, y por tanto, disminuir una de las peores trabas en esto de los exámenes: los nervios. 


¿Alguien da más? Pero teniendo unas 10 asignaturas (o más, en algunos cursos), está claro que eso de estudiar un poco todos los días requiere de una de las técnicas de estudio más importantes y no siempre valorada como debiera: la planificación. Es decir, distribuir las horas de estudio (y dentro del estudio incluimos, por supuesto, la realización de todo tipo de tareas, que para eso os las ponemos: porque con ellas se aprende) de cada materia en el tiempo diario que dedicaremos a estudiar. Abajo os dejo una selección de enlaces donde se dan consejos sobre cómo llevar a cabo esto de la forma más provechosa posible. Ahora solo quiero destacar algunas cuestiones fundamentales sobre como hacerlo (y así, si el principio de curso os pilla con un plan ya hecho, mucho mejor).

Antes de meternos en la distribución de las asignaturas por días, lo importante es hacerse un horario de estudio. Es decir, buscar las horas dentro de cada día que mejor nos van para dedicarlas a estudiar. Y aquí es fundamental tener muy en cuenta las características que debe tener un plan de estudio para que sea realmente efectivo:

  • Que sea personal: piensa en tu vida, en tus fuerzas, en tus capacidades; en las de nadie más. No todos necesitamos el mismo tiempo, no todos aguantamos en mismo rato concentrados y no todos rendimos igual a la misma hora del día. Tú eres el que mejor te conoce y el que mejor puede hacer el plan más adecuado para ti (a mí, por ejemplo, siempre me ha costado muchísimo estudiar después de comer. Yo soy nocturna... cuanto más pueda retrasar mis horas de estudio, más me cunden).
  • Que sea realista: no te propongas horarios mataronianos que luego difícilmente vas a cumplir en realidad, ni un horario tan reducido que no sirva realmente para que dediques el tiempo necesario a cada asignatura. No hay que pasarse ni en un sentido ni en otro.
  • Que sea flexible: a lo mejor tendrás que modificarlo sobre la marcha, pero muchas veces surgirán imprevistos que no deben hacer que todo nuestro plan se venga abajo. Debe de poder adaptarse a cambios, y poder ser revisado, por si se debe o se puede mejorar.
  • Que sea escrito: no, no es ninguna tontería. No lo tengas sólo  en la cabeza. Escríbelo, tenlo siempre a mano, ponlo en un lugar visible. Como el horario de clase, vaya. Porque como este deberías cumplirlo.El tenerlo escrito facilitará que lo tengas todo controlado, que puedas revisarlo y mejorarlo.

¿Cómo hacerlo? Bien, lo primero, reflexionando sobre cómo empleas actualmente tu tiempo. En los enlaces de abajo encontrarás tablas que te dicen que señales las horas que dedicas cada día a las distintas actividades (dormir, comer, salir, ver TV, Internet, deporte, etc,). Si quieres, hazte un cuadro con los siete días de la semana, e intenta reflejar lo que haces habitualmente en cada franja horaria. Luego, piensa en el rato que tendrías que dedicar todos los días a estudiar (insisto: esto incluye realización de tareas y lectura, subrayado, etc. de la materia) y donde puedes encajarlo. Puedes plantarte estudiar solo de lunes a viernes, o dedicar algún rato también el fin de semana. Pero procura que todos los días dediques algo, lo máximo que puedas y que estés dispuesto a cumplir.


Luego, ya pensarás cómo distribuir las distintas asignaturas dentro de ese horario (sobre todo, cuando tengas claro cuál será la dificultad y grado de exigencia de cada una).Algunas recomendaciones básicas son la necesidad de hacer descansos dentro de las sesiones de estudio (aproximadamente 5-10 minutos cada hora) y empezar siempre por lo de más dificultad (claro: al principio estamos más frescos; lo más sencillo lo podemos hacer al final, cuando ya estemos algo más cansados).

Aquí tienes varios enlaces que te explican de forma completa y detallada como hacer tu plan concreto, y que el curso sea todo un éxito con el menor esfuerzo o sensación de sacrificio posible. Porque si no tienes plan, este es el mejor momento para diseñarlo.

http://www.aulafacil.com/Tecestud/Lecciones/Lecc3.htm.

http://perso.wanadoo.es/angel.saez/pagina_nueva_145.htm

http://www.tecnicasdeestudio.com/planificacion.htm

 http://www.safaburgos.com/recursos-didacticos/TECNICAS%20DE%20ESTUDIO/TECNICAS%20ESTUDIO-PLANIFICACION%20DEL%20ESTUDIO.pdf

http://competenciastic.educ.ar/pdf/tecnicas_de_estudio_2.pdf

 http://www.estudiantes.info/tecnicas_de_estudio/planes_horarios.htm

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