Hasta siempre, Cabral... y gracias

"Fui analfabeto hasta los 14 años, 
por eso cuando me dicen 'no puedo', yo le digo: 'no jodas'...".

"Escapa de los que compran lo que no necesitan,
con dinero que no tienen, para agradar a gente que no vale la pena".

"El que no está dispuesto a perderlo todo, 
no está preparado para ganar nada".

"Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices también por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que recordar padres felices."

Ayer murió asesinado a tiros en Guatemala, en un extraño y confuso suceso, el cantautor argentino Facundo Cabral, autor de canciones y textos que se convirtieron en todo un referente para muchos seguidores de América Latina y de España desde los años 70.

Tuvo una infancia difícil, en la que no falta el abandono del padre, las dificultades económicas (que hicieron que el pequeño Facundo, con solo 9 años, se escapara andando desde la Patagonia, al sur de Argentina, hasta Buenos Aires y, tras burlar los servicios de seguridad, consiguiera hablar con el propio Juan Perón, presidente del país, para pedirle trabajo para su madre), el alcoholismo a los 9 años, el comportamiento rebelde y su ingreso en un reformatorio a los 14. Allí, un cura que fue su maestro le cambió la vida, al enseñarle a leer y escribir, y descubrirle así el mundo de las letras, la imaginación y la filosofía, que fue para él una revelación. Admirador de Borges, de Walt Withman y sobre todo de la madre Teresa de Calcuta (a la que llegaría a conocer en persona y de la que Cabral contaba algunas anécdotas maravillosas), alcanzaría el éxito a partir de 1970, sobre todo tras esta canción, "No soy de aquí ni de allá":



Además de componer, cantar, y colaborar con otros artistas como Alberto Cortez, Facundo Cabral también escribió libros y textos preciosos, en los que vuelca su sabiduría y su personal visión del hombre y de la vida, que mezcla elementos de la filosofía y religiones como el budismo o el cristiaismo interpretados de forma muy personal y sobre todo, optimista, vitalista, positiva, que resume el maravilloso texto "La vida es el arte del encuentro", que yo os animo a descubrir.

Hasta siempre, Cabral, y gracias, muchas gracias por todo.


 

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